Estudiantes juega, gusta y cuando tiene la oportunidad no la deja pasar: golea. Que nadie se crea que los equipos, sea cual fuese la categoría, especulan con el resultado por el contrario quieren hacer más goles. La esencia del fútbol es convertir goles y los jugadores albirrojos, por inercia propia o por circunstancias del encuentro siempre quieren anotar.
Estudiantes, mas precisamente los equipos de AFA, venían de una semana complicada por todo lo que había sucedido con Independiente. Pero esa “maldad” sufrida fue digerida rápidamente y puesta en escena. Los resultados fueron la muestra fehaciente de esto, pero más que nada los pibes se hicieron respectar, hicieron valer lo que significa el nombre Estudiantes. Los ejemplos son buenos y malos consejeros, pero lo que sucedió con la 95 esa muestra de lo que estamos diciendo. El equipo le dio una lección de fútbol a Arsenal con fútbol, goles y “carisma”, ese carisma que siempre tuvieron los equipos de Estudiantes a lo largo de su rica historia.
Aunque el paso por Diego Simeone por el club dejó alegrías y rencores, sobre todo a partir de su salida e inmediata vinculación con River, el entrenador tenía una frase que era fidedigna a su manera de jugar y ahora dirigir, y que de alguna u otra manera encaja con la dogma pincharrata: “Con el cuchillo entre los dientes sí, pero nunca hay que abandonar el buen juego y la practicidad”. Y Estudiantes debe entender eso.
Los chicos tienen que comprender que en muchas oportunidades es “Sólo contra todos”, y que para superar esto, el respeto que deben tener los rivales por la camiseta roja y blanca se origina a través de lo que se despliega dentro del campo de juego.
Los resultados y las campañas avalan el trabajo, la producción de cada entrenamiento también, pero a la vez esto debe servir para que cada futbolista sepa, entienda y deduzca, aunque a algunos les duela, que Estudiantes es una forma de ser: juega, gusta y hace respetar el valor que tiene su camiseta.